UNA COMETA QUE NUNCA VOLÓ
Ya terminó Agosto tras un décimo batacazo en línea al alma al perder por tercera vez el clásico capitalino este semestre por el mismo marcador, 0-1 con un gol del 10 cardenal al minuto 23 del complemento. Para la alegría de la parcial embajadora ya se acabó este bodrio de mes, que más allá de ser el mes más horrible para la afición albiazul después del título liguero obtenido hace 2 años, fue el mes de los vientos y las cometas. El hincha de Millonarios hoy puede compararse con aquel niño que se ufana de ser el que tiene usualmente la mejor cometa y la que más vuela, por tanto está ilusionado en que todo mantenga esta tendencia y se eleve por el cielo. El niño saca su cometa del año anterior pero hay que decir que entre temporada y otra le hizo unos cambios que pensó que se harían para que esta volara más y fuera más ostentosa, sin estar seguro de lo que hacía, pero creyó que lo estaba haciendo lo estaba haciendo bien a pesar de haber recibido al unos comentarios diciendo que no debió haber manipulado la estructura de la cometa.
El viernes tras la eliminación en Trujillo desperté temprano y me puse a reflexionar la situación actual, tenía la cabeza poco pero aún tenía la herida abierta que nada que cicatrizaba ya que los días lo que han hecho es abrirla y abrirla con cada resultado adverso, esos que hacen que uno sea repulsivo y totalmente sensible a la prensa y a las bromas inoportunas de algunos y comencé a redactar unas palabras que se complementan con la desilusión de hoy y aquí estoy desahogándome. Sumando toda esta hecatombe de mes no se trata de juzgar a los actores de los hechos puntuales que determinaron nuestra suerte y el fin de esta efímera andanza en el segundo torneo de clubes de Sudamérica pero sin llegar a decir que nadie es culpable de algo a lo que el nombre “papelón” se le queda corto, no se trata de echarle todo el peso de lo malo a Lucho Delgado y el gol tonto que se hizo al segundo minuto en nuestra casa que sin duda alguna fue lo que más pesó en el ánimo del equipo y de la hinchada, tampoco se trata de señalar al recién llegado Javier Reina como único culpable al fallar un penal decisivo en las postrimerías del partido de ida que habría significado la paridad y un cambio de mentalidad en vista al partido de vuelta siendo el el único que se envalentonó como en un batallón de soldados temerosos que querían evitar a toda costa una represalia, ni de un equipo que en Perú tuvo que esperar recibir un 2-0 en contra para reaccionar tímidamente ni de la gélida noche de domingo que vimos cómo el visitante silenciaba la tribuna en una jugada resultada de una contra tras haberse cobrado un tiro libre que mostró todas nuestras limitaciones físicas y desidia mental. Hoy se trata de ver que lo que pintaba como un cuento de hadas fue una aterrizada y un duro golpe al ego que se asemeja cada vez a cuando uno se resbala de las escaleras y tras la caída por los peldaños queda bastante lastimado y a lo que conocemos de la historia del club más grande de Colombia, sumando que del otro lado hubo un club de poco nombre que hizo club a costa de un Millonarios que se sepultó solo lo cual es totalmente inadmisible.
Con el caso del niño y la cometa se puede hacer un paralelo con el de Millonarios, el salió en Julio a volar su cometa “mejorada” pero no voló y supuso que era por la temporada (nos vendieron una paupérrima Copa Postobón como pretemporada y que se iba a luchar en los otros dos frentes por falta de nómina), al iniciar Agosto salió al parque, intentó elevar la cometa pero esta apenas hizo un pequeño vuelo que fue más por persistencia que por otra cosa (un empate a 1 en casa con Chicó), en los días siguientes vio como de a poco su cometa fue rompiéndose sin entender qué pasó y cuál fue el desgaste (derrotas 1-2 con Bogotá, 5-0 con Nacional y 1-0 con Santa Fe) y que hirieron tremendamente su ego (comparado al ego de nosotros los hinchas) de ser el que mejor volaba cometas y hoy lo ponían al nivel de cualquier amateur, intentó remendarla (salida de Portolés) pero vio que ya el daño era tan grave que esta no iba a volar igual (1-1 vs Pasto) para que se volviera a romper (1-2 vs UCV) pero siguió intentando en arreglarla pero obviamente nunca volvió a ser la misma (1-1 en Manizales y 2-2 en Trujillo) para recibir otro porrazo en el corazón aquel 31 con esta derrota 0-1 ante el rival de patio, la tercera derrota consecutiva contra ellos en 2 meses y que duele aún más y se justifica menos al recordar que viste otros equipos en crisis de resultados ganando clásicos como uno en un lejano 2005 que se ganó con gol de tiro libre de Gabriel Fernández y erigió figura a Héctor Burguez.
Hoy Millonarios es esa vieja cometa rota que por más parches, costuras y remaches que le intentes hacer no va a volar igual que la primera vez, aquella cometa que parecía que con los cambios mejoraría y en los primeros días ves que así pasó pero al final esos cambios los viste innecesarios, en nuestro caso terminar el proceso Torres, Sierra y Gaitán por algo desconocido que terminó bien el primer semestre pero arrancó muy mal el segundo pues el proceso aparenta haber perdido credibilidad por parte de los jugadores que cada vez se ven más bajos de nivel como el caso puntual de los arqueros que no entiendes cómo ocurrió ese repentino bajón y otras cosas que ratificas con el paso de los días de la temporada, así como de un DT que cada vez se ve más errático con sus planteamientos y proceder durante los partidos (sin mencionar sus declaraciones que cada vez son más impertinentes e hirientes) y una dirección deportiva de la que es mejor no hablar, cada defecto que hallas es una rotura de la cometa; y el niño es aquel hincha que con cada intento fallido de hacer que su vieja cometa vuele como en viejas épocas se frustra más y quiere prolongarle su vida útil a toda costa por el cariño que le tiene ya que un día fue la que más alto voló pero si quiere volver a presumir la mejor cometa y que esta es la que más se eleva, debe cambiarla porque ya cumplió su ciclo; al Embajador le pasa similar, más allá de los amores y odios personales que le tengamos a cualquier jugador, miembro del cuerpo técnico u otra parte del equipo, debemos entender que el nombre del equipo, su historia y el escudo son lo que más pesan, más que cualquier nombre pues hemos tenido nombres influyentes y leyendas del fútbol no solo colombiano o latinoamericano sino mundial, y aún así después de ellos se han ganado títulos y figurado en los planos locales e internacionales.
¿Habrá cometa nueva el próximo año que con el paso de los días vemos que es necesario adquirirla o nos tocará conformarnos con seguir remendándola? Cada vez más se clarifica la respuesta pero otra cosa es cómo terminen actuando los directivos, con todo el dolor del alma que sentimos pues al final somos nosotros quienes dan el pecho a la brisa ante la adversidad mientras otros muestran sonrisas y declaraciones impertinentes, lo único que podemos hacer lo que queda de esta dura temporada no es decir en cuanta red social hay que siempre estaremos, sino demostrar realmente que ahí estamos sin querer decir que seamos alcahuetas, el verdadero reclamo y exigencia se hace en las tribunas de El Campín y no puteando a un CM que si no sabe hacer su trabajo bien tampoco se sentirá doliente con la actualidad de Millonarios desde la comodidad de nuestras camas tras un computador o un celular. Lo único que podemos hacer hoy, en medio de nuestra incertidumbre y optimismo es estar ahí, esperando que -ojalá el Sábado en la tarde en Neiva- esta vieja cometa emprenda exitosamente uno de sus últimos vuelos cantados.
¿Vitoreos? ¿Tomatazos? Todos los comentarios los recibo.
Con la mayor esperanza de que todo mejore, me despido.
@Fermentilo
El viernes tras la eliminación en Trujillo desperté temprano y me puse a reflexionar la situación actual, tenía la cabeza poco pero aún tenía la herida abierta que nada que cicatrizaba ya que los días lo que han hecho es abrirla y abrirla con cada resultado adverso, esos que hacen que uno sea repulsivo y totalmente sensible a la prensa y a las bromas inoportunas de algunos y comencé a redactar unas palabras que se complementan con la desilusión de hoy y aquí estoy desahogándome. Sumando toda esta hecatombe de mes no se trata de juzgar a los actores de los hechos puntuales que determinaron nuestra suerte y el fin de esta efímera andanza en el segundo torneo de clubes de Sudamérica pero sin llegar a decir que nadie es culpable de algo a lo que el nombre “papelón” se le queda corto, no se trata de echarle todo el peso de lo malo a Lucho Delgado y el gol tonto que se hizo al segundo minuto en nuestra casa que sin duda alguna fue lo que más pesó en el ánimo del equipo y de la hinchada, tampoco se trata de señalar al recién llegado Javier Reina como único culpable al fallar un penal decisivo en las postrimerías del partido de ida que habría significado la paridad y un cambio de mentalidad en vista al partido de vuelta siendo el el único que se envalentonó como en un batallón de soldados temerosos que querían evitar a toda costa una represalia, ni de un equipo que en Perú tuvo que esperar recibir un 2-0 en contra para reaccionar tímidamente ni de la gélida noche de domingo que vimos cómo el visitante silenciaba la tribuna en una jugada resultada de una contra tras haberse cobrado un tiro libre que mostró todas nuestras limitaciones físicas y desidia mental. Hoy se trata de ver que lo que pintaba como un cuento de hadas fue una aterrizada y un duro golpe al ego que se asemeja cada vez a cuando uno se resbala de las escaleras y tras la caída por los peldaños queda bastante lastimado y a lo que conocemos de la historia del club más grande de Colombia, sumando que del otro lado hubo un club de poco nombre que hizo club a costa de un Millonarios que se sepultó solo lo cual es totalmente inadmisible.
Con el caso del niño y la cometa se puede hacer un paralelo con el de Millonarios, el salió en Julio a volar su cometa “mejorada” pero no voló y supuso que era por la temporada (nos vendieron una paupérrima Copa Postobón como pretemporada y que se iba a luchar en los otros dos frentes por falta de nómina), al iniciar Agosto salió al parque, intentó elevar la cometa pero esta apenas hizo un pequeño vuelo que fue más por persistencia que por otra cosa (un empate a 1 en casa con Chicó), en los días siguientes vio como de a poco su cometa fue rompiéndose sin entender qué pasó y cuál fue el desgaste (derrotas 1-2 con Bogotá, 5-0 con Nacional y 1-0 con Santa Fe) y que hirieron tremendamente su ego (comparado al ego de nosotros los hinchas) de ser el que mejor volaba cometas y hoy lo ponían al nivel de cualquier amateur, intentó remendarla (salida de Portolés) pero vio que ya el daño era tan grave que esta no iba a volar igual (1-1 vs Pasto) para que se volviera a romper (1-2 vs UCV) pero siguió intentando en arreglarla pero obviamente nunca volvió a ser la misma (1-1 en Manizales y 2-2 en Trujillo) para recibir otro porrazo en el corazón aquel 31 con esta derrota 0-1 ante el rival de patio, la tercera derrota consecutiva contra ellos en 2 meses y que duele aún más y se justifica menos al recordar que viste otros equipos en crisis de resultados ganando clásicos como uno en un lejano 2005 que se ganó con gol de tiro libre de Gabriel Fernández y erigió figura a Héctor Burguez.
Hoy Millonarios es esa vieja cometa rota que por más parches, costuras y remaches que le intentes hacer no va a volar igual que la primera vez, aquella cometa que parecía que con los cambios mejoraría y en los primeros días ves que así pasó pero al final esos cambios los viste innecesarios, en nuestro caso terminar el proceso Torres, Sierra y Gaitán por algo desconocido que terminó bien el primer semestre pero arrancó muy mal el segundo pues el proceso aparenta haber perdido credibilidad por parte de los jugadores que cada vez se ven más bajos de nivel como el caso puntual de los arqueros que no entiendes cómo ocurrió ese repentino bajón y otras cosas que ratificas con el paso de los días de la temporada, así como de un DT que cada vez se ve más errático con sus planteamientos y proceder durante los partidos (sin mencionar sus declaraciones que cada vez son más impertinentes e hirientes) y una dirección deportiva de la que es mejor no hablar, cada defecto que hallas es una rotura de la cometa; y el niño es aquel hincha que con cada intento fallido de hacer que su vieja cometa vuele como en viejas épocas se frustra más y quiere prolongarle su vida útil a toda costa por el cariño que le tiene ya que un día fue la que más alto voló pero si quiere volver a presumir la mejor cometa y que esta es la que más se eleva, debe cambiarla porque ya cumplió su ciclo; al Embajador le pasa similar, más allá de los amores y odios personales que le tengamos a cualquier jugador, miembro del cuerpo técnico u otra parte del equipo, debemos entender que el nombre del equipo, su historia y el escudo son lo que más pesan, más que cualquier nombre pues hemos tenido nombres influyentes y leyendas del fútbol no solo colombiano o latinoamericano sino mundial, y aún así después de ellos se han ganado títulos y figurado en los planos locales e internacionales.
¿Habrá cometa nueva el próximo año que con el paso de los días vemos que es necesario adquirirla o nos tocará conformarnos con seguir remendándola? Cada vez más se clarifica la respuesta pero otra cosa es cómo terminen actuando los directivos, con todo el dolor del alma que sentimos pues al final somos nosotros quienes dan el pecho a la brisa ante la adversidad mientras otros muestran sonrisas y declaraciones impertinentes, lo único que podemos hacer lo que queda de esta dura temporada no es decir en cuanta red social hay que siempre estaremos, sino demostrar realmente que ahí estamos sin querer decir que seamos alcahuetas, el verdadero reclamo y exigencia se hace en las tribunas de El Campín y no puteando a un CM que si no sabe hacer su trabajo bien tampoco se sentirá doliente con la actualidad de Millonarios desde la comodidad de nuestras camas tras un computador o un celular. Lo único que podemos hacer hoy, en medio de nuestra incertidumbre y optimismo es estar ahí, esperando que -ojalá el Sábado en la tarde en Neiva- esta vieja cometa emprenda exitosamente uno de sus últimos vuelos cantados.
¿Vitoreos? ¿Tomatazos? Todos los comentarios los recibo.
Con la mayor esperanza de que todo mejore, me despido.
@Fermentilo