Nuestro amigo Mauricio Rodríguez nos dio un 'hasta pronto' para darle paso a su carrera profesional. Desde el país del norte nos envía ésta, su experiencia, sobre lo que fueron sus últimos instantes azules en la capital que ahora aguarda por su regreso.
Son estos tres factores de mi vida que hoy me motivan a escribir (y a describir) los sentimientos que experimenté desde el pasado viernes. La vida y mi carrera me dieron la oportunidad de partir lejos a seguirme desarrollando como profesional, y fue ahí donde Millonarios, mi familia y amigos jugaron un papel fundamental en este inolvidable fin de semana.
Primero Millonarios. Este Millonarios de amores y odios momentáneos, de altibajos, de inconsistencias, pero que el domingo ante el rival de patio sacó la casta y en el que Lucho Delgado me despidió con uno de sus ahora acostumbrados golazos de tiro libre…
Mis amigos. Esa familia que Millonarios me regaló me hicieron sentir realmente el cariño que nos profesamos a través de las diferentes redes sociales y que nos demostramos partido a partido. Esa familia que me obsequió un sábado increíble de canto, lágrimas, abrazos y buenos deseos. Jamás pensé que las personas que me rodeaban me apreciaran tanto…
Y mi familia. Mi Madre, Doña Martha, y mi Hermano Luis Miguel, los tres en ese último partido de local alentando, juntos, como siempre. Aquí hago una mención especial a mi madre, quien en la madrugada del domingo acogió a parte de mi Familia Millonaria con un sencillo “caldito de pollo” pero que nos ayudó a todos para quitarnos el frío y parte de la entonada en la que íbamos.
Todos estos componentes importantes de mi vida se unen gracias a Millonarios; ahora seré de ésos que desde lejos llevan con orgullo la camiseta albiazul, mientras que mi madre se romperá la garganta animando desde el Nemesio. Un abrazo enorme a todos los que hicieron posible esa hermosa despedida y, como lo he dicho últimamente desde mi cuenta en Twitter: ¡#Volveremos!